La primera fase del Mundial de Clubes de la FIFA llega a su ecuador y lo hace con muchas sorpresas, con un nivel mucho más igualado de lo que pronosticaban los expertos y con las audiencias televisivas marcando records en todo el mundo.
Los equipos europeos están sufriendo ante los mejores del resto de confederaciones, que están mostrando un muy buen nivel y que quieren hacer historia en las eliminatorias. Por lo visto en la fase de grupos cualquier cosa es posible a un partido, y eso hace que sea muy difícil hacer pronósticos para los octavos de final. El empate del Real Madrid y Al-Hilal en la primera jornada o la sufrida victoria de Borussia Dortmund ante Mamelodi Sundowns en la segunda jornada (4-3) ponen de manifiesto que cualquiera de los participantes en esta competición puede poner en aprietos a dos recientes finalistas de la Champions League.
Los equipos brasileños están siendo los grandes animadores del torneo, y aficiones como la argentina de Boca Juniors o la japonesa de los Urawa Red Diamonds están demostrando que seguirán a sus equipos allá donde jueguen. El nuevo formato del Mundial de Clubes es todo un acierto y Brasil ya ha presentado su candidatura para acoger la próxima edición, que se disputará en 2029. Las imágenes de los aficionados brasileños siguiendo a sus equipos en las playas del país han dado la vuelta al mundo y podrían ser aún más impactantes en 2029, con los estadios llenos y un clima más favorable que en Estados Unidos (Brasil vive ahora mismo su invierno, con temperaturas más suaves que las que se están viviendo en la presente edición).
En los días previos al comienzo de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025 se alzaron voces críticas con el torneo. Con los primeros partidos los aficionados al fútbol de todo el mundo han hablado alto y claro: quieren un mundial de clubes y quieren fútbol en abierto. Dos mensajes que veremos cómo se reciben en determinados ámbitos, pero que no pueden ser más claros.