Los datos oficiales que ha ofrecido la FIA sobre el accidente del piloto polaco de Fórmula 1 Robert Kubica no dejan lugar a dudas: es un verdadero milagro que haya sobrevivido sin sufrir lesiones mucho más graves que el esguince de tobillo. Kubica, católico practicante, tiene varios motivos para estar agradecido; así, el sistema de protección de cabeza y cuello que llevan los pilotos está diseñado para soportar una fuerza de un máximo de 45G (45 veces la fuerza de la gravedad), pero el choque de su coche contra el muro, a 230 km/h, sometió a su cabeza a una presión de 75G (+66%).
Es pronto para saber si Robert Kubica correrá en la próxima carrera, pero ya se puede decir, sin miedo a equivocarnos, que el polaco es un piloto-milagro.
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