Siarhei Rutenka: el balonmano no es un deporte muy arraigado en la Bielorrusia natal de Rutenka, pero un talento como el suyo no podía pasar desapercibido. En el Celje esloveno se hizo con su primera Copa de Europa, convirtiéndose en el jugador más determinante del torneo. Su brazo, un auténtico martillo, le ha llevado a firmar por la galaxia manchega del BM Ciudad Real, donde conquistó su segunda Champions la temporada pasada. El único pero es que, entre tanta estrella, es más complicado brillar.
Igor Rakocevic: el serbio es un auténtico trotamundos, y a sus 28 años ha jugado ya en Belgrado, Buducnost, Minnesota, Valencia y Madrid. El último viaje lo ha llevado a Vitoria; su misión allí será anotar, anotar y anotar. De su mano el TAU aspira a meterse en la finalísima de la Euroliga y volver a casa con ella bajo el brazo.
Raúl González Blanco: fue Raúl González roji-Blanco hasta los 16 años, cuando la decisión de Jesús Gil de desmantelar las categorías inferiores del Atleti lo convirtió en objeto de deseo de media España; el Real Madrid se hizo con sus servicios, y apenas dos años después se había hecho un nombre y un sitio en el primer equipo blanco. Sus números lo convierten en el mejor jugador español de todos los tiempos, y en su palmarés hay más Copas de Europa que en la historia del Barcelona. Arropado en las últimas temporadas por los mejores jugadores del mundo, su talento se ha visto empequeñecido, pero no puede ser casualidad que sea titular con cualquier entrenador.
Rutenka Rakocevic Raul
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